Llevaba mucho tiempo detrás una camisa de fuerza: siempre me ha gustado mucho la estética de la locura y cuando me decidí a superar mis reticencias a hacerme un personaje demente, la primera ropa que le hice fue la del sanatorio mental.
Camisa: Las mangas son muy largas y cada una lleva una tira para atarse con una hebilla a la espalda, de manera que las manos quedan atrapadas sujetas a los costados. Además lleva otra tira de tela que cruza el pecho desde la argolla del cuello, como evitando que pueda pasarse los brazos por encima de la cabeza.
Hubiera preferido llenarla de más correas y roña, sobre todo mucha mugre y mierda de rebozarse por los suelos de un manicomio en malas condiciones... Es mucho más siniestro y atractivo, pero no va con el personaje. Quizá en otra ocasión me anime a hacer otra para mis perversas intenciones, pero no será dentro de poco: me ha costado mucho trabajo coserle los detallitos y colocar las correas de forma que sean funcionales como para meterme en el mismo berenjenal again.
Materiales: tela de algodón blanca, arandelas de bisutería y hebillas.
Pantalones: La verdad es que no tienen mucha historia, son unos pantalones de pijama de lo más sencillo (no me dejé mucho los cuernos para sacar el patrón). La tela la tenía rondando por mi casa desde que tengo uso de razón, y siempre me ha encantado lo blandita que era, y entre eso y el color era perfecta para la ocasión.
Materiales: tela azul de algodón elástica y goma para el elástico.
La sesión de fotos completa puede verse aquí.
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