Bien, das Warten hat ein Ende, como dicen por ahí, y aunque empiezo con algo bastante sosillo (kimonos ya he hecho, y encima repito tela), es un encargo que como cualquier otro, vale la pena.
Los kimonos que he hecho para mí han sido cutres a más no poder, pues no entiendo nada de cultura japonesa y no me preocupa mucho de cómo van los nudos de los obis; pero al tratarse de un encargo quise que el cinturón tuviera un aspecto más vistoso y bonito que los de verdad, así que le apliqué un enorme lazo acolchado utilizando la milenaria técnica de los corchetes para cerrarlo. Fácil, resultón y adaptable a la figura del modelo. Que por cierto, es una Amy de Island Doll, una de las muñecas más delgaditas que he visto nunca.
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